RELATO MES DE JULIO #ORIGIRETO2019: EL MONSTRUO

31 de julio de 2019





No había sido una buena decisión ir a la fiesta de la fraternidad que se celebraba en el parque de diversiones…La historia que tanto dolor le había causado se hacía presente opacando la felicidad que tanto le había costado conseguir luego de la llegada a la nueva residencia universitaria

Lo había conocido el primer día de unirse a la fraternidad BΛ (beta lambda - iniciales que representaban a las palabras Book Lovers), James tenía una mirada tierna, más interesada en el libro que tenía en sus manos que en las chicas a su alrededor. Casualmente estaba en medio de una historia que Amy había leído, por lo que decidió acercarse a él para intercambiar opiniones. La conversación fluyó y se extendió por largas horas; compartieron gustos, se rieron, se miraron de manera cómplice, sintiendo de manera inmediata algo mutuo.

Después de varios picnics bajo la luz de las estrellas, películas en el teatro universitario e innumerables encuentros (muy casuales) en la biblioteca, Amy no tenía duda alguna de sus sentimientos hacia James.

Durante un paseo por el jardín botánico de la ciudad, Amy se sorprendió al encontrarse con James en el lugar, quien apoyado en la fuente central llena de pétalos de rosas le pidió que formalmente fueran novios.

Los primeros meses fueron los mejores, hasta la navidad de ese año. Al regreso de las festividades, Amy se dirigió al dormitorio de James y de inmediato notó el cambio en su novio; faltaba esa mirada soñadora que acostumbraba tener cada vez que estaban juntos, en su lugar, un gesto siniestro en su cara reflejaba la ira y el desprecio que sentía en ese momento hacia ella. Su recibimiento no había sido nada parecido a lo que había imaginado. Mientras le contaba todo lo que había pasado en los días que se separaron, el rostro de James se endurecía cada vez más. Era evidente su enojo frente a las palabras de Amy, aunque ella trataba de calmarlo, los gritos ensordecedores llenaban la habitación.

–¡Qué el vuelo se retrasó! ¿Crees que esa es suficiente excusa para no llegar? Ya sé lo que pasa, sencillamente ya no quieres ni verme… ¿no? ¡Tanto me detestas que haces lo imposible por no volver, porque sabes que vas a tener que verme la cara mientras me das esta patética justificación! –vociferaba James. 

Amy no entendía nada, le había explicado el motivo del retraso de su llegada debido al mal clima existente en su ciudad, por lo que todos los vuelos habían sido cancelados hasta que la tormenta de nieve pasara. En realidad, no era nada nuevo para ella, ya que el crudo invierno de Minnesota provocaba siempre algún problema.

La discusión continuó hasta tal punto que, en el descontrol, James la abofeteó. Por el rostro de Amy se derramaban lágrimas mientras se apresuraba a salir de la habitación para llegar a su refugio a pasar el gran dolor que la situación le había causado; no podía creer que James hubiera llegado al extremo de golpearla.

Pasaron los días y a pesar de que él insistía en llamarla, ella no le contestaba, lo evitaba y rehuía como fuera. Una noche, cuando Amy dormía, James trepó hasta la ventana de su habitación, llevaba flores y chocolates consigo, la despertó con un gran sobresalto golpeando el cristal; la penumbra de la noche solo era interrumpida por el brillo de la luna y los faroles del exterior del edificio, que creaban un halo resplandeciente alrededor de su figura, parecía un príncipe sacado de un cuento de hadas.

–Vamos linda, no pensarás dejarme aquí afuera en el frío invernal ¿verdad? –la voz de James se filtraba como un susurro a través de las rendijas de la ventana.
–¡Aléjate James! ¡Ya te he dicho que no quiero verte ni hablar contigo!
–Ya me disculpé innumerables veces amor, no fue mi intención lastimarte. No sabes cuánto me preocupé porque no llegaste aquel día, no quería ni pensar que te había pasado algo. Déjame entrar, estos días han sido una eternidad para mí, sabes que no puedo vivir sin ti –sus palabras desprendían una dulzura que a Amy la hipnotizaba.

No pasó mucho tiempo hasta que, guiada por su amabilidad, le permitió entrar. James logró convencerla de que se había equivocado y de que nunca más volvería a cometer el mismo error. Amy, embriagada de amor y chocolate, le creyó.

Era como si el tiempo hubiera dado marcha atrás a una época donde todo era perfecto. La mayor parte del día James era amoroso, preocupado y del comportamiento agresivo que había demostrado solo quedaban las brasas después de la hoguera; sin embargo, la mínima cosa revivía el fuego y comenzaba nuevamente a gritarle, a golpearla, para luego disculparse y prometerle de rodillas que no volvería a suceder. La situación se había convertido en un ciclo infinito del cual Amy no podía salir. La única solución viable era terminar con él y alejarse definitivamente, ya que, el cariño que sentía no era suficiente para olvidar la agresividad y volatilidad de James.

La noche en que Amy decidió poner fin a la relación, no fue el corazón de James el que se rompió, sino que el brazo derecho de ella. Encolerizado, la tomó por la espalda y ejerciendo una llave en su brazo, le obligaba a jurar que jamás lo dejaría, pero ella no cedía en su deseo de alejarse de él. En el tira y afloja por zafarse de él, los frágiles huesos del brazo crujían y los alaridos de Amy le hacían perder la conciencia. Así fue como ella salió del campus en una ambulancia, para nunca volver.

Transcurrieron cuatro meses hasta que Amy pudo transferirse de sede de la universidad a otra ciudad, muy lejos de James. Este nuevo lugar no era tan urbanizado como el anterior, pero eso le gustaba; la vista de los bosques de alrededor de la residencia universitaria le daban esa tranquilidad que tanto necesitaba.

Los primeros meses habían sido duros, de mucha soledad. Era la nueva, por lo que no tenía amistades, lo que la llevaba en los tiempos libres a recorrer la ciudad, intentando encontrar algún refugio que le permitiera esconderse para mitigar su tristeza. El parque de diversiones le apareció y se convirtió en aquel lugar donde recurrir para olvidar su pasado. Fue así como un día en aquel lugar conoció a los integrantes de la fraternidad BΛ de la nueva sede que tenían como lugar de reunión de lectura el parque de diversiones. La amistad con ellos creció, permitiéndole de una vez por toda olvidar su pasado y comenzar a ser feliz.

Un día estudiando en su habitación, recibió una invitación por mensaje de WhatsApp para esa misma noche a la fiesta semestral de la fraternidad BΛ en el parque de diversiones. Sentía que era un desperdicio no ir y pasar un buen rato con sus amigos que tanto la habían ayudado a olvidar. Sin muchas dudas, comenzó a prepararse para asistir al evento.

Cuando llegó al lugar se maravilló de la decoración. No había aparato o estructura que no estuviera llena de luces pequeñas y adornos con temática literaria. Por un lado, repartían gorros y capas al estilo Harry Potter, en otro, se escuchaban hechizos como el “Patronus” y efectos de lo más graciosos. Amy no demoró en encontrar a sus amigos, estaban tomando del ponche verdoso que servían junto a un carrusel en el centro del parque, justo delante de una rueda de la fortuna que, a pesar de no ser tan grande, una vez estando en lo alto solo importaba que los pies ya no estaban sobre suelo firme.

No tardó en percatarse de que alguien hablaba con Margo, la chica atolondrada que se convertido en su mejor amiga en el tiempo que llevaba ahí, sin embargo, no lograba reconocer del todo a la persona, pues la capa le tapaba las facciones. Mientras se acercaba a saludar, se debatía sobre quién podría ser, pensó en Samuel por la estatura de la figura, o Steve por la delgadez que se apreciaba.

–¡Hola Amy! –dijo Margo –Que bueno que decidiste venir a la fiesta, pensé que no querrías. Recuerdo que dijiste algo sobre terminar un ensayo de literatura.
–Si Margo, lo dije, pero eso no quita que pueda salir a divertirme.
–Tu siempre tan estudiosa, no sé cómo lo haces querida.
–Creo que deberías bajarle al ponche, la fiesta acaba de empezar y tú ya estás más jocosa de lo normal Trelawney.
–Jajajaja, no tengo idea de lo que hablas McGonagall. –le dijo Margo.
–Hola ahí abajo –saludó Amy –¿Quién es? ¿Por qué Samuel no muestra la cara Tre? ¿O es Steve? Ya se le volvió a pasar la mano con el maquillaje de nuevo ¿verdad? –se reía.
–No es ninguno de los dos, boba. Es un chico lindo que encontré –decía Margo entre brincos.
–Hablas de él como si fuera un perrito de la calle que recogiste –bromeó Amy
–De hecho, fue algo parecido. Estaba buscando algo y me perdí, ella fue tan amable de guiarme por el camino correcto, específicamente, a la persona correcta –afirmó el desconocido.

Aquella voz, tan melodiosa como peligrosa. Nada más de escucharla sentía que todo le temblaba. En ese momento se descubrió el rostro. Era tal y como Amy lo recordaba; sus ojos soñadores, su tierna sonrisa, su pelo castaño y ondulado; recordaba que todo de él le fascinaba y le encantaba. Nadie iba a pensar que debajo de esa apariencia se encontraba un monstruo.

Su cuerpo rememoraba de igual manera las caricias y los maltratos. Sus labios, los besos dulces que solía darle y su propia sangre al brotar de la boca después de un golpe. Nunca llegó a pensar que la encontraría, que se tomaría tantas molestias por alguien a quien conoció en poco menos de un año y que se había marchado sin decir adiós. Se nublaban sus sentidos, sentía un remolino de emociones en su interior.

Salió corriendo, sin mirar atrás, sin dar una explicación. Las luces quedaban a sus espaldas mientras corría a todo pulmón a través del bosque sin importarle cuantas veces tropezara con las raíces de los grandes árboles que cubrían la inmensidad del lugar, o con las ramas que se enganchaban en su capa. Nada importaba; ni la bruma tenebrosa de la noche que escurría su confianza, ni los búhos que se empeñaban en espantarla con su chirriar; solo necesitaba de una vez salir de ese lugar. Tenía la esperanza que de esa manera no pudiera seguirla y le diera tiempo a empacar lo más rápido posible. Tenía que marcharse, tenía que alejarse de él; sentía que si se quedaba ya no iba a haber un mañana…ya no iba a vivir.

  Fin


Este relato que acabas de leer está enmarcado en el Reto de escritura creativa #OrigiReto2019, tiene 1784 palabras y cumple con los siguiente puntos del reto:

                   Objetivo #21 Cuenta una historia que suceda en un parque de atracciones
                   Objetos  #7 Una letra del alfabeto griego (BΛ), #13 Un mensaje (Whatsapp)



Pueden consultar las bases o apuntarse a participar en los siguientes enlaces:
                                            Blog de Stiby (Sólo un capítulo más)
                                              Blog de Katty (La pluma azul de KATTY)
Agradecerles por el tiempo que dedicaron en leer el relato. Cuénteme en los comentarios que les pareció. Sus impresiones son muy valiosas.

Muchos saludos y no seguimos leyendo!!!

4 comentarios:

  1. Hola Daniela, enhorabuena por tu relato, muy inquietante y desgraciadamente muy cotidiano. Se intuía lo que iba a pasar en lamfiesta pero pensé que llegaría un final más drástico. Se agradece el final abierto con un hilillo de esperanza. Muchas gracias por compartir.

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  2. Muchas gracias Kalen por tu comentario, si quise poner el tinte de la violencia en el noviazgo que muchas veces se oculta o desconoce.

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  3. ¡Hola, Dani!

    Un relato bastante oscuro, con un poco bastante real. El final me ha parecido algo triste, si bien previsible. Me habría gustado más haber involucrado a las autoridades o haber dado algún tipo de esperanza a las lectoras, la verdad. Aún y así, gran relato, y al menos no termina tan mal como podría.

    ¡Hasta la próxima!

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  4. Hola, Daniela! Triste historia en la que abordas el caso del maltratador que ejerce violencia física y psicológica contra la mujer durante la etapa de noviazgo. Le imprimes un final abierto y la esperanza de que esta situación no termine en feminicidio. Problema que se ventila en la actualidad, pero que data de mucho tiempo.

    Rocío Casas

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